En 1614, el emperador Matías mandó construir un pabellón de caza en lo que entonces era un paisaje fluvial prácticamente virgen. Casi 50 años después se creó el primer jardín, que en 1775 fue abierto al público por José II. Hasta hoy, la entrada sigue siendo gratuita. Y menos mal, y es que los vieneses de hoy no pueden imaginarse su día a día sin este parque de 52 hectáreas en el distrito 2. Sus amplios prados ofrecen un lugar perfecto para descansar, hacer un picnic o practicar deporte: fitness, yoga, fútbol y frisbee son solo una pequeña muestra de las actividades deportivas que se pueden practicar en él. Muchos corredores entrenan en el circuito del Augarten, de unos 2,3 kilómetros de longitud.

Las numerosas alamedas sombreadas de castaños, olmos, tilos, fresnos y arces ofrecen protección contra el sol en verano y en otoño se tiñen de colores mágicos. Österreichische Bundesgärten (la institución responsable de los jardines históricos en Austria) se encarga de todas las esplendorosas flores del parque. Algo poco habitual en este entorno idílico son las dos torres de defensa y protección conocidas como Flak-Türme (o torres antiaéreas), vestigios de la Segunda Guerra Mundial que ofrecían refugio a hasta 30 000 personas.

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Dato curioso: 
el centro geográfico de Viena se encuentra aquí, en el extremo inferior del Augartenspitz, con las coordenadas 48.220282,16.3800575

Aburrirse es imposible

Difícilmente otro parque en Viena ofrece tanta variedad. La mundialmente famosa Manufactura de Porcelana Augarten fabrica sus piezas aquí y cuenta con su propio Museo de la Porcelana. Además de su sede principal, el internado y la escuela en el barroco Palais Augarten, los famosos Niños Cantores de Viena tienen también aquí una moderna sala de conciertos, el MuTh, que acoge eventos de géneros muy variados, como música clásica, vanguardia, jazz o danza. En verano, la Filmoteca de Austria organiza un cine al aire libre. Para los más pequeños hay cuatro áreas de juego y una piscina al aire libre, ideal para familias. A diferencia de la mayoría de los parques de la ciudad, los perros también pueden disfrutar del Augarten, ya sea con correa y solo en los caminos o sueltos en los dos pequeños parques caninos.

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Una pausa en el Augarten

La terraza del restaurante Sperling ofrece una vista inmejorable a los senderos del parque, geométricamente dispuestos. En el interior reina un ambiente acogedor, como en una sala de estar. Se sirven platos y bebidas modernos, inspirados en la cocina austriaca y enriquecidos con influencias internacionales. La carta de desayuno propia y los platos vegetarianos y veganos completan la oferta.
La taberna Schankwirtschaft merece también una visita. Accediendo por la entrada algo escondida entre los muros del lado sur, esta taberna regala delicias regionales y de temporada, acompañadas de vino vienés y café bajo las copas de los árboles. Una curiosidad es que las salas se encuentran en un antiguo búnker.

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