El strudel de manzana y otros clásicos de la repostería vienesa sirven como modelo para la creación de diferentes sabores de helado. Numerosas heladerías vienesas ofrecen reinterpretaciones de los dulces clásicos. En la cafetería y pastelería Aida, este verano habrá helados con sabor a tarta Sacher y tarta de albaricoque, otras dos especialidades históricas de la repostería del país. Por su lado, la heladería Eissalon am Schwedenplatz servirá Kaiserschmarren o Topfengolatsche en formato de helado.

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Los confiteros de Xocolat Manufaktur desarrollaron trufas siguiendo el ejemplo de los dulces clásicos: el Wiener Apfelstrudel tiene el sabor afrutado de la manzana con un toque de canela; en las trufas de Punschkrapfen o pastel de ponche predomina el ron, y la trufas de los Marillenknödel, unas bolitas dulces de albaricoque, tienen una capa de migas y chocolate blanco que esconden un relleno de crema también de albaricoque.

Con un precioso ambiente de estilo modernista, el Schwarzen Kameel sirve dulces clásicos tradicionales de Viena en cristal. Estos “vasos dulces” llevan el nombre de Chamelles y se presentan, entre otros, en los sabores de strudel de manzana y tarta Sacher. El antiguo pastelero de la corte Gerstner empaqueta los clásicos dulces en chocolate: La “Punsch-krapferl-Schokolade” es una composición de bizcocho claro, un delicado toque de ron y mermelada de albaricoque, envuelto todo ello en chocolate rosa. La especialidad austriaca del Germknödel con chocolate se combinará con bizcocho de amapola con Powidl envuelto en chocolate caliente.

© Gerstner