El Naschmarkt es un punto de paso obligado para los sibaritas. En el contiguo barrio del Freihausviertel el ambiente urbano lo ponen las pequeñas tiendas de diseño, las modernas galerías y los bulliciosos locales. Concretamente, en la Schleifmühlgasse, una de las calles que recorren este barrio, se han asentado muchas galerías y establecimientos gastronómicos.

El legendario Café Anzengruber, que sirve una mezcla de cocina vienesa y croata, es conocido por su buena cerveza y su encanto austero resulta de lo más cautivador. El gulasch y el escalope a la vienesa del Anzengruber son de los mejores de Viena. Para muchos de los artistas y creativos residentes en este barrio es como el salón de su casa, aunque más amplio. Al lado se alza el Szigeti Sektcomptoir. En el bar se sirven espumosos de las bodegas de champán de Burgerland.

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En la Vollpension se sentirá inmediatamente como en casa, porque es que, aquí, parecerá que está en el salón de su abuela... Aunque aquí mola un poco más. Los muebles antiguos, las lámparas de pie y los cuadros logran recrear un ambiente realmente acogedor. La Vollpension es un café intergeneracional, en el que jubilados y jubiladas hornean y sirven tartas caseras junto con sus historias personales.

El Breakfast Club es un establecimiento donde desayunar y cierra a las 14 horas. El Babette's es, por otro lado, una tienda especializada en libros de cocina, hierbas y especias, que también cuenta con un menú de comidas.

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De Portugal a los Balcanes

Otro hito culinario a destacar aguarda en la calle Schleifmühlgasse: el Kikko Bā es un exquisito bar de tapas de inspiración japonesa. Y en los alrededores también podemos encontrar uno de los clásicos Beisl vieneses. En el Ubl todo encaja a la perfección: la cocina vienesa, el ambiente, la decoración y el servicio. En el Schlawiener se sirve cocina vienesa con un toque asiático. Las paredes de ladrillo visto y los cuadros también aportan un aire algo diferente a este restaurante.

El Lisboa Lounge trae a Viena los sabores de Portugal. En este bonito local hay una excelente cocina portuguesa, con abundancia de pescado y marisco. En el bar se servirán tapas ibéricas desde el queso, hasta el típico jamón de pata negra.

En El Burro se pueden encontrar deliciosos tacos y burritos. Y a quien le guste lo exótico, que se deje caer por el Beograd. Un establecimiento de estilo rústico que sirve platos de los Balcanes y algunos días ofrece a sus clientes actuaciones de música en directo. Una experiencia con un ambiente explosivo. La especialidad de la carta es el "Brennende Hunnenschwert" (la flamígera).

El Freihausviertel también tiene algo que ofrecer a los amantes de la noche: El Schikaneder Bar es un antiguo cineclub, con Djs que cambian todos los días, y uno de los puntos de encuentro preferidos de un público muy variado y ecléctico.

El moderno Zweitbester es un típico restaurante de barrio, al que la gente acude para tomar café, comer o simplemente disfrutar de una copa. En la moderna barra de cemento siempre hay ajetreo.

La pizzería Pizza Randale ofrece algunas pizzas clásicas junto con otras creaciones más excéntricas imposibles de encontrar en otra parte. Las hay con carne asada y aceite de limón, con morcilla y manzana. Bud Spencer está en tamaño real en la pared, pero no solo ahí: también está presente en una pizza que lleva su nombre. Una vez cerrada la cocina, los Djs toman el relevo.